Así como Néstor Kirchner y Cristina Fernández, junto a la militancia, reencauzaron al peronismo en su rol histórico y colocaron a la Argentina en la senda de la justicia social, las instituciones partidarias del gran movimiento que creara Juan Perón van camino a ratificar el rumbo de la liberación nacional y social. La "normalización" es institucional y doctrinaria. Esa recuperación del sentido profundamente humanista del peronismo, de su sentido nacional y popular, ha sido el prolegómeno para esta nueva instancia democrática del PJ.
El peronismo tiene, en la Capital como en todo el país, miles de hombres y mujeres que enarbolan sus banderas: jóvenes o mayores, militantes o simpatizantes, funcionarios, técnicos, profesionales, artistas.
Seguimos viendo en la patria, y en nuestra ciudad particularmente, las marcas de la injusticia. Seguimos deduciendo del alma del pueblo su filosofía. Y en los ojos de los hombres, mujeres y niños que lo componen vemos las necesidades que denuncian derechos incumplidos. Como desde sus inicios, el peronismo es hoy instituidor de derechos. El PJ de la Capital tiene una tarea: multiplicar la militancia para que Buenos Aires, gobernada finalmente por los que desean la patria libre, justa y soberana, se sume al Proyecto Nacional y Popular.
Lo dicho: es el signo de los tiempos. Se incorporan a la discusión por el destino del PJ, hombres como Carlos Tomada, el ministro militante, que desde 2003 trabaja por la dignidad del trabajo. Como él, somos miles los que continuamos y renovamos nuestro compromiso, en esta etapa de recuperación del peronismo. Somos miles profundizando la huella de nuestro recorrido histórico en la lucha por la emancipación definitiva de la patria y el pueblo, que son lo mismo.
Nuestra presidenta, nuestra conductora, marca el rumbo. Nosotros, caminando las calles, somos la fuerza popular que ella precisa; el peronismo, la brújula del destino.
Nota de Héctor "El Gallego"Fernandez, hoy en diario Tiempo Argentino
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